jueves, 4 de febrero de 2010

EL PROBLEMA DE LOS RESIDUOS NUCLEARES.

Las últimas semanas varios pequeños pueblos de España se han enfrascado en una carrera para ser depositarios de almacenes de "residuos nucleares", ilusionados por las inversiones económicas que el Gobierno y las empresas eléctricas prometen para las localidades que decidan albergarlas. La mayoría de estas aldeas carecen de un futuro económico sólido dada la penuria tradicional de la agricultura y ganadería españolas, y ven cómo de generación en generación su despoblamiento les conduce a la ruina y el abandono. La oferta de nuevos servicios sociales, empleo de mano de obra local y llegada de gente con alto poder adquisitivo a sus roquedales solitarios, es vista como una regeneración poblacional y mejora del nivel económico general, implicando la pervivencia de las mismas aldeas.
Sean razonables o no sus decisiones , los ayuntamientos que estos días han aprobado en sus Plenos Municipales ofrecerse como almacenes de residuos nucleares no han valorado, pienso que detenidamente, por falta de información, los riesgos que asumen con esas instalaciones. Es más, lo más conveniente no sería esta subasta desatada de terrenos incultos sino una decisión gubernamental sobre la ubicación de los almacenes apoyada en asesoramiento de científicos imparciales en el tema. El Gobierno sabe que imponer una determinada localización para estos residuos peligrosos no es electoralmente deseable y ha optado por la voluntariedad de los habitantes de esos pueblos, pero sin informar debidamente a la opinión pública de los riesgos. El debate sobre la energía nuclear en España lleva esperando más de treinta años y no ha habido Gobierno alguno con la suficiente valentía para afrontarlo.
¿Existen científicos imparciales en este tema? ¿Es posible asesorarse por algún organismo científico que no se encuentre mediatizado por la industria nuclear?
En España, y pienso que en el resto del mundo, los organismos científicos estatales están presididos y compuestos por personas designadas por los partidos políticos, por lo que su independencia de los mismos se ha poner en duda.
Mattehw L. Wald, periodista del New York Times, en su magnífico artículo , "Residuos nucleares, ¿nuevas soluciones?" (Investigación y Ciencia, octubre de 2009), describe minuciosamente la situación en que se encuentra el problema de la eliminación de los residuos nucleares y los avatares políticos que influyeron tanto en la designación como cancelación del cementerio nuclear de Yucca (Nevada), demostrando que lejos de criterios científicos que justificaran su ubicación primaron los intereses electorales coyunturales. Y eso en país mucho más desarrollado nuclearmente que España.
La designación de Yucca como almacén de residuos nucleares se debió al presidente republicano Gerald Ford en 1976 para evitar un posible robo del plutonio del combustible gastado susceptible de ser utilizado para fabricar armas nucleares. Los técnicos señalaron los Estados de Texas, Washington y Nevada, como lugares apropiados para un enterramiento masivo de residuos nucleares. Tanto Texas como Washington tenían representantes políticos influyentes, mientras que Nevada carecía de ellos, por lo que se eligió como el lugar adecuado. Pero con el paso del tiempo Nevada se convirtió en decisivo electoralmente para la campaña a la presidencia de Barack Obama, y lo primero que hizo este cuando ganó las elecciones fue paralizar el almacenamiento de más material radiactivo en Yucca, y posteriormente cancelarlo.
En todo este episodio hay dos datos imporante : primero, que la población siente todo lo relacionado con la industria nuclear como potencialmente dañino ; y segundo, que los científicos no tienen una opinión firme sobre los riesgos inherentes a estos almacenamientos de residuos nucleares, por lo que poco o nada pueden hacer para tranquilizar a las poblaciones donde se ubican esos almacenamientos. La opiniones de los técnicos de la industria nuclear aparecen ante la opinión pública como interesadas y engañosas. Los cambios de parecer sobre qué hacer con este tipo de residuos lejos de verse como avances científicos se aprecian como "apaños circunstanciales" sobre un material que no se sabe bien qué hacer con él.
Los científicos lleva decenas de años buscando el sistema más eficaz que evite contaminaciones por los residuos nucleares. En 1978, en EE.UU, tal como se ha explicado se decidió el enterramiento de los residuos en lugares aislados como la mejor solución, confiando siempre en que en los años venideros podría encontrarse otro sistema mejor y más seguro. Así se procedió al enterramiento en Yucca (Nevada) de una gran cantidad de combustible usado o gastado, como prefiere Wald que se les denomine, radiactivo con toneladas de sal.
Allison M. Macfarlane, profesora de la Universidad George Mason (EE.UU), aprueba el enterramiento en la sal, según al artículo de Mattehw Wald, pero añade : "... si la sal se calienta, las inclusiones acuosas se ponen en movimiento y fluyen hacia el calor, por lo que para enterrar en sal el combustible gastado habría que esperar hasta que se enfriasen un poco los productos de desecho calientes : allá por la segunda mitad de este siglo". Solución parcial del problema que difiere para los años siguientes la solución definitiva .
Hemos de preguntarnos , antes de seguir, si de verdad existe esa solución definitiva para los residuos nucleares. Parece que no. ¿Por qué no?
Wald lo aclara : "... el 956% del combustible gastado que sale de un reactor es el mismo óxido de uranio del combustible original. El resto se compone de productos de fisión calientes (3,4%) y actínidos de vida larga, como le plutonio (1%).
En los comienzos de la industria nuclear se intentó reciclar el uranio y el plutonio para obtener combustible nuevo, desechando los productos de fisión de vida corta, logrando reducir el volumen del residuo en un 90%. Plan conocido como "ciclo de combusitble abierto" , en el que el combustible original podía utilizarse hasta en dos o tres ocasiones. El plan se abortó en 1976 por decisión gubernamental como se ha explicado , sustituyéndose por otro sistema de trabajo, "ciclo de combustible cerrado", en el que no se reutilizarían los residuos sino que se almacenarían en lugares determinados, preferentemente enterrados.
Hubo por entonces científicos que propugnaron en el debate abierto soluciones disparatadas, vistas desde los conocimientos y perspectivas actuales. Uno de ellos fue la de enviar el material radiactivo al espacio. Otro, enterrarlos a tanta profundidad y aprovechando los límites de las placas geológicas para que fuera el tiempo, eones en este caso, el encargado de devolverlos a la corteza terrestre ya purificados. Como puede verse el tema preocupó , y preocupa, a los expertos, y la imaginación voló libremente en la elaboración de sus propuestas.
¿Qué se ha estado haciendo hasta ahora con los residuos nucleares? . Se vienen almacenando en las mismas centrales nucleares. Lo que permite su control e inventariado.
Claro está que este tipo de almacenamiento tiene una duración muy superior a la vida útil de la misma central que los produjo. En EE.UU se conocen diez lugares de almacenamiento en los que las centrales productoras ya han desaparecido. Siendo el enterramiento en sal el destino final.
¿Cómo es el combustible usado?. Este combustible contiene elementos derivados de la fisión muy radiactivos (estroncio 90 y cesio 137) capaces de producir decenas de kilowattios de calor, que si se dejaran al aire fundirían el metal que rodea al material nuclear. O arder espontáneamente. Para enfriarlos, se introducen en una piscina de hormigón revestido de acero con agua pura. El período de semidesintegración duran unos pocos años. Se entiende por período de semidesintegración el tiempo que tarda el material en transmutarse en elementos más estables y liberar radiación.
Un período de años es considerado como suficiente para que el calor desprendido sea mínimo, y entonces las barras en que se han conservado los residuos pueden ser sacadas del agua e introducirlas en manguitos de acero, donde se drenan, secan , rellenan de gas inerte y se sellan. El destino de los manguitos será los contenedores de hormigón y acero de los silos adyacentes a la central. El residuo nuclear en esta fase genera muy poco calor y se irá enfriando lentamente con la misma circulación del aire.
¿Se ha resuelto el problema de los residuos nucleares con ese proceder?. No. Mattehw Wald admite que a largo plazo el problema radica en los actínidos generados, cuyo período de semidesintegración es de centenares de miles de años.
Los actínidos son materiales creados cuando el uranio absorbe un neutrón que no llega a escindirlo. Se calcula que el 1% de los residuos generados son actínidos. El problema de estos materiales degradados suscitó un debate en el Departamento de Energía de EE.UU. Entonces se consideró que el enterramiento del material residual en Yucca (Nevada), decisión política que ya se ha comentado y pormenorizado, era la mejor solución del momento, considerándolo como un lugar seguro durante 10.000 años ... mas admitiendo que las liberaciones máximas de radiaciones tendrían lugar pasados unos 300.000 años.
Son períodos de tiempo muy largos como puede verse, pero que no deja de ser una herencia nociva para las generaciones futuras, que no hace más que resaltar la complejidad y dificultad del tratamiento de los residuos nucleares, poniendo un paréntesis en cuanto a la utilidad de toda la industria nuclear.
¿El problema de los residuos nucleares es razón suficiente para desechar la utilidad de la energía nuclear?. , Entiendo que sí. Rotundamente. Sin embargo el mismo autor, Mattehw L.Wald, avisa que no comparte esa línea de pensamiento, a pesar de las dificultades que señala en su artículo para el tratamiento de los residuos que genera. Aduce en defensa de la utilización de la energía nuclear el presente calentamiento global, pues este tipo de energía no crea gases que actúen sobre el "efecto invernadero" ; la comprobación de que el sistema de almacenamiento en piscinas y silos adyacentes a las centrales nucleares ( que se pensó como solución temporal y parcial para los residuos y que ante la falta de otra solución razonable, desestimado el enterramiento en sal, se ha convertido en una salida a medio plazo a la espera de que los científicos y los políticos encuentren otro medio más idóneo) durante más tiempo del que inicialmente se programó permitiría que los residuos se vayan desintegrando en un período de decenios de años, facilitando así su posterior manipulación.
Siempre se deja para un futuro incierto de años el hallazgo de un sistema, o una técnica, que resuelva el problema de los residuos. Pero mientras tanto las centrales nucleares siguen produciendo toneladas de residuos cuyo destino final se desconoce. La prolongación en el tiempo de almacenamiento en silos en las cercanías de las centrales nucleares y presentarlo como una solución deseable es lo que dice el refrán español, "hacer de la necesidad , virtud".
Presentar a la energía nuclear como las más adecuada para estos tiempos cambiantes porque no incrementa el "efecto invernadero" es una falacia . Existen otras fuentes de energía, como la solar y la eólica, que podrían desarrollarse y sustituir a las utilizadas actualmente ... que tampoco tienen incidencia sobre el "efecto invernadero"... ni crean residuos cuya peligrosidad para el medio-ambiente del futuro sea comprometedora.
El hecho de que las conveniencias coyunturales de la política haya frenado el plan de enterramiento de los residuos nucleares y obligue a mantenerlos en silos junto a las centrales nucleares, que ya se ha explicado que se ideó como solución parcial y no definitiva, en EE.UU, no parece haber afectado ni a la producción de las centrales nucleares ni a su expansión por otros territorios y países, en una actitud claramente irresponsable por parte de las industrias eléctricas. El futuro de sus residuos queda en manos políticas y su perniciosidad para las generaciones venideras será cosa de otros ... parecen decir. Sin comentarios .
Arjun Makhijani, presidente del Instituto de Investigaciones Energéticas y Medioambientales, entidad definida como "antinuclear" con cierto aire desdeñoso , asegura : " ... era irresponsable admitir que algún día dispondremos de lugares de enterramiento", " una explicación científica de la expresión "garantía razonable" requiere bien una prueba física de que existe tal instalación ( de almacenamiento a largo plazo), o bien pruebas sólidas de que podría construirse una con la técnica disponible . Sin embargo, no hay un modelo validado de instalación de ningún tipo que demuestre que sea alta la posibilidad de que los residuos vayan a permanecer aislados durante centenares de años". Ningún científico favorable a la energía nuclear ha rebatido su afirmación.
¿Es posible la generación de menor cantidad de residuos radiactivos?. Que se produzcan muchas o pocas toneladas de residuos radiactivos no afecta para nada al panorama descrito, pero supondría cierto alivio a la hora de hallar un sistema de almacenamiento seguro.
General Electric ha ideado un nuevo tipo de reactor nuclear que es capaz de acelerar la desintegración del combustible utilizado. Este tipo de "reactor rápido" en palabras de Lisa Price, vicepresidenta de G.E, "reduce el volumen en alrededor un 90% y el período de semidesintegración, que ahora es de centenares de miles de años, a menos de mil". Además el uranio gastado podría recuperarse y volverse a utilizar, lo que no pueden hacer los reactores actuales. Es preciso un "reactor rápido" por cada tres o cuatro de los funcionantes hoy día para reciclar el combustible gastado ... lo que señala Wald como una utopía en el actual momento de la industria dadas las dificultades económicas presentes que hasta limitan la construcción de reactores como los que se construían hace 30 años. Se señala el coste de estos nuevos "reactores rápidos" como un gran inconveniente, pues costarían entre mil y dos mil millones de dólares más que un reactor corriente de potencia similar.
Huelga decir que este análisis de la industria nuclear norteamericana, patrón de la mundial, no ha aparecido en ninguno de los ayuntamientos españoles que han solicitado ser elegidos para almacenar los residuos nucleares. Al contrario, el debate público en esos pueblos se ha limitado a valorar los beneficios inmediatos que su instalación pueda traer a los actuales habitantes.

lunes, 25 de enero de 2010

VUELVE LA POLÉMICA SOBRE LA EFICACIA DE LOS ANTIDEPRESIVOS

Hace dos años comentaba la dudosa eficacia de los antidepresivos a raíz de un reportaje publicado en el diario "Público" (28/02/08) y mi sorpresa por los resultados del metaanálisis realizado por Irving Kirsch, profesor de psicología en la Universiad de Hull (Gran Bretaña), en los que cuantificaba la eficacia de esta medicación semejante al placebo (sacarosa) en el tratamiento de la depresión.
El mismo diario, 13/01/10, publica otro artículo de la misma autora , Ainhoa Iriberri, haciéndose eco de la publicación en la revista médica norteamericana JAMA de un estudio del psicólogo de la Universidad de Pensilvania (EE.UU), Jay Fournier, en el que se insiste en la inutilidad de los medicamentos antidepresivos en las depresiones leves o moderadas.
Si no mediaran de por medio fuertes intereses económicos de los laboratorios productores de fármacos, en España se consumieron 23 millones de estos medicamentos en el año 2007 según el Ministerio de Sanidad y Política Social con un coste de 600 millones de euros, la disparidad de criterios científicos quedaría en un mero proceso de práctica terapeútica, pero ante tal volumen de negocio hay algo turbio en todo este asunto.
El estudio de Jay Fournier evaluó seis ensayos clínicos con antidepresivos . Tres inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina , y otros tres derivados tricíclicos. Comprobaron la ineficacia de los fármacos en casos de depresión leve y moderada, pues sus resultados fueron semejantes a los obtenidos por un placebo (sacarosa), y una mejoría "sustancial" en las depresiones graves. Sin especificar , en el artículo, en qué tanto por ciento fue superior al obtenido por el placebo. El término sustancial es subjetivo y sospechoso, y debería haberse determinado con exactitud. El mismo término utilizó el doctor Víctor Navarro, psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona, cuando la periodista le pidió su opinión sobre el artículo atreviéndose a cuantificarlo en "cercano al 95%", subjetivamente , claro.
Estaríamos entonces ante unos fármacos que deberían reservarse para unos cuantos casos elegidos y bien diagnosticados, pero que son de uso corriente entre la población, como justifican los 600 millones de euros gastados en España en ellos.
El problema parece encontrarse en el diagnóstico de la depresión. La socorrida escala de Hamilton para su diagnóstico no parece la mejor herramienta, a pesar de su uso generalizado en psicología y psiquiatría, pues la subjetividad del médico juega un importante papel en la puntuación obtenida. El psiquiatra debe diagnosticar apoyándose sobre todo en su experiencia clínica en este difuso campo donde la controversia entre unos y otros es factor decisivo .
Víctor Navarro insiste en perfeccionar el diagnóstico de la depresión. Y en su opinión no existen depresiones leves, sino casos de tristeza. Diferencia la tristeza de la depresión. Y para la tristeza los antidepresivos no son útiles. Mas insiste, en oposición a su diagnóstico diferenciador anterior, que estos fármacos en los casos de tristeza ayudan a mejorar el estado de ánimo del paciente, y por supuesto , los receta. ¿No había admitido que eran ineficaces?
Duda de los ensayos clinicos utilizados con los antidepresivos, porque piensa que es difícil encontrar series de pacientes con verdadera depresión dispuestos a colaborar. Estos pacientes prefieren que se le administren fármacos de probada utilidad para su enfermedad antes de que caigan en el grupo de control con placebos. Opinión que desmonta todo ensayo clínico realizado en EE.UU para conseguir la aprobación por la FAD de la fluoxetina , por ejemplo.
Nos encontramos ante una enfermedad , como es la depresión, cuyos límites son imprecisos y con manifestaciones patológicas múltiples difíciles de encuadrar en un único cuadro. En el que la psicoterapia puede ser más valiosa que la medicación, pero que como bien dice el psiquiatra V. Navarro el Sistema Público de Salud en España no ofrece al paciente. Para el Sistema Sanitario es más económico subvencionar los fármacos que extender en los Centros de Salud la atención especializada psicológica. La consecuencia de esta política sanitaria es el abuso de la medicación antidepresiva entre la población recetada por especialistas que saben de antemano de la ineficacia de los mismos.
El paciente "triste" , siguiendo la diferenciación de V. Navarro, no suele acudir a los centros hospitalarios y sí, en cambio, a los Centros de Salud, donde el médico de cabecera es el encargado de recetar los antidepresivos. Mientras que los pacientes depresivos de verdad sí que son atendidos por especialistas en psiquiatría en los Centros de Salud Mental. El Sistema Sanitario debería prohibir recetar antidepresivos en los Centros de Salud y reservarlos para los de Salud Mental ; así la medicación se destinaría a aquellos pacientes en los que parece ser más eficaz.
Esta política sanitaria farmacológica ahorraría una buena parte de esos 600 millones de euros gastados.
Mas dejando a un lado estas directrices económicas , no podemos obviar los resultados de los metaanálisis de Kirsch y Fournier en que se demuestra que la medicación antidepresiva no es tan eficaz como anuncia la propaganda de los laboratorios productores y que el amplio consumo de esta medicación puede deberse a intereses económicos de los laboratorios farmaceúticos y a su influencia sobre los sistemas de control de medicamentos estatales.
La ausencia de medidas que limiten su prescripción por parte de las autoridades sanitarias y la aprobación de este grupo de medicamentos sin estudios clínicos serios inducen a pensar que algo huele mal en todo este mundo de la política y de la industria farmaceútica. Sospecha incrementada por tantas opiniones contradictorias sobre su utilidad y eficacia.

domingo, 24 de enero de 2010

ANALISIS DE LOS RECIENTES ESTUDIOS SOBRE LA INFLUENCIA EN LA SALUD DE LA TELEFONÍA MÓVIL

El 29 de julio de 2009 reflexionaba sobre algunas informaciones aparecidas en los medios de comunicación social referentes a la inocuidad de la telefonía móvil. No llegué a ninguna conclusión definitiva. A mi entender los informes en que se basaba la noticia abrían más incógnitas que resoluciones sobre su inocuidad . La confesión de no poder predecir más allá de los diez años en que esta técnica de comunicación tiene de uso generalizado, así como la apelación a la responsabilidad del consumidor, son notas finales del artículo que inducen a la desconfianza.
Desde entonces, como un goteo leve pero persistente, vienen apareciendo noticias desmintiendo la nocividad de la telefonía móvil.
Así un artículo de la web Tendencias21.net , fecha 4/11/2009, y otro publicado en el diario "El País", 9/12/2009, basándose en dos fuentes distintas, confirman la inocuidad de la telefonía móvil. Los dos artículos, sin embargo, dan un plazo de diez años para comprobar estadísticamente si la incidencia de tumores cerebrales en concreto ha experimentado un aumento.
Analizar cada uno de los informes merece la pena. Porque vuelven las dudas de mi primera reflexión, y encuentro poco esclarecedores de mis dudas iniciales.
Tendencias21.nte basa su artículo en el ya leído informe del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y salud (CCARS), patrocinado por la Fundación General de la Universidad Complutense de Madrid y financiado ... ¿por compañías de telefonía móvil , tal como se publicó en un principio?.
La rotunda afirmación del artículo , "las últimas investigaciones científicas realizadas señalan que el teléfono móvil no tiene ningún efecto nocivo para la salud" es lo que quisiera oír, y sería lo que de verdad podría desmontar cualquier campaña de descrédito, pero temo que el mismo artículo se contradice.
Se alude a análisis experimentales demostrativos de la ausencia de efectos genotóxicos y carcinogéneticos de la telefonía móvil. Me alegro que así sea, porque contradice y replica el informe de la OMS del año 2000. En este informe se decía que era improbable que la telefonía móvil produjera cáncer, basándose en evidencias científicas y experimentales internacionales, pero sí que se habían detectado efectos patológicos a nivel cerebral afectando a su fisiología, cuyas consecuencias no se de determinaban en ese momento. Las alteraciones encontradas fueron: cambios en la actividad normal del cerebro ( sin especificar en el artículo de qué tipo, intensidad y áreas afectadas) ; alteraciones en el tiempo de reacción ante estímulos exteriores (¿ a nivel celular? ¿hiperactividad o enlentecimiento?); y modificaciones en los patrones del sueño (igualmente sin definir en el artículo). A los que deben añadirse el aumento de la temperatura celular y corporal, tal como se especificó en mi anterior artículo.
En 2005 se publicó el informe del proyecto europeo Reflex, con doce laboratorios ubicados en siete países europeos, asegurando que sistemas celulares expuestos a señales de frecuencia de telefonía móvil encontraron efectos genotóxicos y fenotípicos indeseables, precursores de patologías cancerosas y neurodegenerativas.
Y vuelvo a recalcar los dos datos intranquilizadores descritos en el informe de CCARS : la inexistencia de datos estadísticos ni experimentales más allá de diez años ; la recomendación de un uso racional de la telefonía móvil, basada en que el auténtico peligro está en el receptor telefónico más que en la red de antenas que al multiplicar su efecto precisan poca potencia inicial, lo que supone un cambio de estrategia porque hasta hace unos años era precisamente la red de antenas la que se encontraba en entredicho; y sobre todo en la ausencia de estudios concluyentes en la población infantil que aseguren la inocuidad de la telefonía móvil.
La Danish Cancer Society ha publicado un estudio recientemente utilizado por los defensores de la inocuidad de la telefonía móvil como demostrativo de que su presencia y utilización no aumenta la incidencia de cánceres cerebrales. El diario "El País" publicó una reseña del citado estudio titulándolo, "Un estudio no halla pruebas de que los teléfonos móviles causen tumores cerebrales".
Según la sociedad médica danesa se ha estudiado la incidencia de cánceres cerebrales en una muestra de 59.000 personas con esa paotlogía entre los años 1974 y 2003. La edad oscilaba entre los 20 y 74 años, y la población total estudiada fue de 16 millones de personas. No encontró un incremento de la morbilidad de los tumores cerebrales tras la introducción de la telefonía móvil. Y asegura que no ha "identificado ningún mecanismo que pueda permitir afirmar que los campos magnéticos emitidos desde un móvil son un factor de riesgo". Lo que no es cierto, como se ha señalado anteriormente, y que en mi opinión desacredita el estudio de tan prestigiosa socieda médica. Pero la citada sociedad, quizás consciente de las insuficiencias de su estudio, recomienda seguir estas investigaciones en el futuro, pues afirman que los tumores cerebrales tienen un desarrollo lento, superior a los diaz años.
Si fuera cierto lo anteriormente señalado por los estudios citados ¿ porqué el fabricante filandés de terminales de telefonía móvil Nokia especifica en la "Guía de usuario" del modelo Nokia 6210 Navigator que el terminal debe encontrarse al menos a 1,5 centímetros de distancia del cuerpo para que las radiofrecuencia no se nociva?
Nos encontramos ante una técnica nueva evidentemente útil para la comunicación interpersonal pero no carente de efectos indeseables para la salud, que deberían ser estudiados cuidadosa e imparcialmente, sin interferencias ni intereses económicos de las empresas multinacionales. Certificar la inocuidad de la técnica supone una tergiversación de la realidad y manipulación del consumidor, que dispone de un sistema de comunicación cuyos efectos nocivos para las salud no han sido todavía suficientemente estudiados.

miércoles, 26 de agosto de 2009

EL MISTERIO DEL MICROQUIMERISMO

Se define por microquimerismo la presencia en el cuerpo humano de células procedentes de otros organismos genéticamente distintos. Toma su nombre del ser mitológico formado su cuerpo por partes de un león, de una cabra y una serpiente.
Este fenómeno tan extraño está llamado a revolucionar el funcionamiento y definición de los conceptos clásicos admitidos sobre el sistema inmunitario humano .
Las primeras y desconcertantes observaciones sobre este fenómeno se dieron en la década de los años sesenta del pasado siglo cuando se constató la presencia de células cancerígenas de piel de la madre en el feto y placenta de una embarazada. Esta observación quedó como un enigma al que no se encontró explicación.
Años después otra observación clínica abundó en el problema planteado. Se comprobó que células sanguíneas normales maternas eran capaces de llegar al feto.
Las dos citas señalaban que existía algún camino unidireccional entre la madre y el feto de transferencia celular ignorándose su funcionalidad y posibles repercusiones patológicas para ambos.
La década siguiente, 1979, Leonard A. Herzenberg (Facultad de Medicina de Stanford . EE.UU) publicó un artículo sobre su descubrimiento de células masculinas (cromosoma Y) en la sangre de embarazadas de niños varones, lo que suponía que también existía una segunda vía de transferencia celular , desde el feto a la madre.
¿Cómo se realizaba esta doble direccionalidad de transferencia celular?
El siguiente paso acaeció en los años 90, cuando se detectaron células genéticamente distintas en personas adultas sanas. Esta pervivencia modificaba el concepto clásico de defensa del sistema inmunitario, pues no se entendía cómo y en primera instancia las defensas de la madre no las atacaron y destruyeron, y por defecto qué mecanismos inmunológicos maternos se inactivaron y consideraron a las células fetales como propias , o inofensivas.
El fenómeno del microquimerismo se presentaba como un hecho extraño e inexplicable con los presupuestos clásicos del funcionamiento del sistema inmunitario. Abría incógnitas que se presumían irresolubles con los escasos estudios publicados. Se necesitaban muchos más casos clínicos y una teoría coherente con ellos que modificase el singular funcionamiento del sistema inmunitario.
En los años posteriores aparecieron diversos artículos ampliando el número de observaciones clínicas complicando a la vez la elaboración de una teoría explicativa del proceso. En uno de ellos (J. Lee Nelson, Seattle. EE.UU) se describía el hallazgo de células madres en adultos con sistema inmunitario normal, incluso uno de los casos tenía 46 años de edad, algo sorprendente y fuera de toda explicación con los principios clásicos del proceso inmunitario. En otro (Diana W. Bianchi. Universidad de Tufts.EE.UU) se demostró la existencia de ADN masculino en mujeres que decenios antes habán estado embarazadas de niños varones. Comprobándose así la bidireccionalidad de la emigración celular.
Varias interrogaciones se plantearon entonces. La primera, ¿qué función y objetivo tenía el microquimerismo en el cuerpo humano? ¿se trataba de una anormalidad, o por el contrario la presencia de células de origen genético distinto ejercía funciones moduladoras del sistema inmunitario hasta ahora desconocidas? ¿cómo podían esas células en un cuerpo distinto al suyo sobrevivir durante tantos años sin ser destruidas?¿tenían alguna relación con las células madres?
Se admite que todas las células tienen un tiempo de vida limitado marcado por la apoptosis. Mas las células madres representan la excepción a la norma. Este tipo de células muestran una capacidad de reproducción y diferenciación ilimitada y son capaces de orognar series celulares especializadas. Entonces, ¿ las células microquiméricas podrían ser algún tipo de células madres?. Para corroborar esta hipótesis se necesitaba establecer una correlación entre patologías bien definidas y la presencia de las células microquiméricas, pero hasta ese momento la investigación se había limitado al descubrimiento del fenómeno en sí y no se podía vaticinar si el mismo era beneficioso o nocivo para el órgano receptor.
En 2004 Ann. M. Reed (Clinica Mayo) publicó un artículo demostrando que la dermatomiositis juvenil, enfermedad autoinmunitaria que afecta a la piel y musculatura, se debía a que células maternas inmunitarias reaccionaban contra las células de los tejidos del hijo-receptor.En el lupus neonatal sucedía algo parecido. Anticuerpos maternos viajaban por el sistema circulatorio hasta el feto atacando los tejidos fetales. La consecuencia era un recién nacido con un sistema inmunitario muy y órganos debilitados, caso del corazón, que limitaban fatalmente la supervivencia.
Lo que no se lograba entender en esos casos era por qué las madres estaban sanas y posteriores embarazos nacían sin problemas de salud. ¿Por qué la enfermedad afectaba sólo al primer varón concebido? ¿Explicaba la herencia los sucedido? J. Lee Nelson pensó que otras causas jugaban un papel importante. En colaboración con Anne M. Stevens examinaron tejidos cardiacos de niños varones fallecidos por fallo cardíaco y afectados de lupus neonatal, hallando en ellos células femeninas que lógicamente deberían de provenir de la madre. Además estas células producían proteínas. Es decir, no eran células sanguíneas circulantes, sino que formaban parte del mismo músculo cardíaco del recién nacido. Comparando el sorprendente hallazgo con otros tejidos cardíacos de neonatos muertos por enfermedades distintas del lupus vieron que las células maternas no aparecían o eran escasísimas, señalando a las células maternas como autoras de la enfermedad. Y llegaron a verificar que estas células instaladas en el feto y de origen materno eran células madres, o actuaban como tales, ya que habían logrado especializarse y formaban parte del corazón del recién nacido.
La respuesta a la relación entre las células maternas cedidas y las células madres era correcta, pero seguían sin contestación las demás incógnitas planteadas al principio del descubrimiento del microquimerismo.
El gran misterio de la pervivencia de las células maternas en el recién nacido y que se suponía debido a un fallo en su sistema inmunitario no parecía estar en camino de explicarse con los contradictorios hllazgos posteriores. Así se vio que en el caso de las enfermedades autoinmunitarias el sistema inmunitario del recién nacido reaccionaría contra las células maternas implantadas en los tejidos pero no contra los mismos tejidos. Estaríamos ante un ataque lógico y muy selectivo. Pero otros descubrimientos indicaron precisamente lo contrario. Estas células maternas serían capaces de reparar daños en algunos órganos sin incitar el previo ataque inmunitario del huésped. ¿Cómo se explicaba esta doble y contradictoria cualidad?
Las teorías sobre el fenómeno microquimérico oscilaban entre considerarlo como beneficioso o extremadamente perjudicial para la salud. La investigación médica aportaba datos contradictorios y la escasez de casos clínicos no ayudaba precisamente a su esclarecimiento.
En 2002 (J.Lee Nelson) se hizo especial incidencia en la posibilidad de que la diabetes tipo 1 insulinodependiente que afecta a niños y jóvenes se debiese al microquimerismo materno. La enfermedad se caracteriza por la progresiva eliminación de las células beta del páncreas productoras de insulina. La autora propuso la hipótesis de que durante el embarazo algunas células maternas emigrarían al páncreas fetal integrándose en él y diferenciándose en células beta, y cuando el sistema inmunitario del recién nacido se desarrollase las atacaría reconciéndolas como elementos exógenos, o no propios. Se comprobó que estos niños diabéticos tenían mayor cantidad de células maternas que sus otros hermanos y otros niños sanos. Estas observaciones clínicas abonaban la teoría que consideraba al microquimerismo como una patología fatal.
Pero otras observaciones de la misma autora sobre la diabetes contradijeron la anterior conclusión.
Halló en una autopsia de un diabético células maternas productoras de insulina en su páncreas. E igualmente encontró células maternas productoras de insulina en páncreas de no diabéticos y sin signos de haber sufrido una agresión inmunitaria.
¿Era posible que el microquimerismo materno tuviese un papel benéfico para el huésped en determinados casos?.
La autora planteó en 2007 una audaz hipótesis : las células maternas podrían participar en la regeneración de un órgano materno. Y si se era capaz de inducir y controlar esta función reparadora podría utilizarse el microquimerismo como agente terapéutico. Esta posibilidad abriría a la medicina un nuevo campo de acción pero la duda persistía, ¿cómo y por qué las células maternas se derivaban entres ser patológicas o regeneradoras? ¿cómo se explicaba esta misteriosa dualidad?
En la misma dirección la autora había descrito el micorquimerismo fetal a mediados de los años 90. La presencia de células fetales en la madre y su supervivencia a largo plazo era otro misterio sin resolver y las preguntas acerca del funcionamiento del sistema inmunitario de la madre eran las mismas que para el feto. Parecía que se caminaba en un círculo cerrado. Unas observaciones clínicas contradecían otras y no se avanzaba en el conocimiento intrínseco del fenómeno.
Las enfermedades autoinmunitarias por su complejidad ofrecen un campo propicio para elaborar teorías que desgraciadamente no suelen verificarse en la práctica. La autora propuso , entonces, que esas enfermedades bien pudieran deberse a la interacción de las células de la madre con las procedentes del feto. Teoría excitante, como la define la propia autora, a la que dedicó varias investigaciones.
Estadísticamente las enfermeades autoinmunitarias son más frecuentes en mujeres que en hombres, de una edad comprendida entres los cuarenta y los sesenta años, y después de haber estado embarazadas hace años. Un cuadro general sobre el que exponer la posibilidad de un origen microquimérico fetal, más difícil de verificar.
J.Lee Nelson buceó en los trasplantes de órganos para encontrar datos que apoyaran aunque fuera indirectamente la teoría que había expuesto sobre el microquimerismo en las enfermedades autoinmunitarias, y es que el rechazo de los órganos donantes por parte del huésped podría iluminar lo que sucedía con el sistema inmunitario cuando detectaba células y tejidos ajenos insertados en su organismo. Los antígenos leucocitarios humanos o HLA, moléculas de la superficie celular, deben ser idénticos , o muy parecidos, entre donante y receptor para que el trasplante tenga viabilidad. si no sucede así el sistema inmunitario del huésped reconocería a los tejidos del órgano implantado, los atacaría y rechazaría. Pero si las células del órgano trasplantado sin ser perfectamente compatibles sí tienen un alto porcentaje de compatiblidad el huésped no rechazaría de inmediato el órgano, pero con el tiempo se producirá un ataque de las células del órgano donante contra el huésped que se conoce como enfermedad "injerto contra huésped", caracterizada por un endurecimiento de la piel, necrosis de la mucosa intestinal y destrucción pulmonar.
No pasó desapercibido a la investigadora Lee Nelson la similitud de signos patológicos entre la enfermedad "injerto contra huésped" y una enfermedad autoinmunitaria concreta, la esclerodermia. Por primera vez podría relacionarse el microquimerismo con una enfermedad autoinmune, siempre que se demostrase, como primera premisa, que las pacientes aquejadas de esta enfermedad tenían células fetales en sus cuerpos.
La investigadora seleccionó a pacientes esclerodérmicas que hubiesen sido madres de varones para su estudio. Lo que no deja de ser un campo restringido, pero válido para comenzar el misterio del microquimerismo.
Analizó los tejidos de las pacientes afectadas con otras mujeres sanas. La presencia de células fetales en las madres con esclerodermia fue superior a las sanas. Un hallazgo prometedor. Que se reforzó cuando se descubrió microquimerismo fetal en la piel e intestinos de pacientes aquejados de esclerodermia (Sergio Jiménez. Universidad Jefferson.EE.UU).
Pero la interrogación persistía : ¿cómo era posible que células fetales pasasen inadvertidas para el sistema inmunitario materno durante tantos años? ¿ y qué había sucedido para que de pronto las reconociesen como intrusas al cabo de los años?.
Una observación clínica relacionada con los HLA , moléculas de la superficie celular, parecía contestarlas. Los HLA de clase II de las células fetales muestran una similitud con las HLA clase II de las células de mujeres con esclerodermia. Es lógico suponer que aquellas células fetales con HLA diferente del de las madres serían detectadas de inmediato por el sistema inmunitario materno y las destruirían, mientras que si los HLA fueran semejantes podrían pasar inadvertidas y el sistema inmunitario de la madre no las eliminaría aposentámdose en los tejidos y órganos maternos.
Estas hipótesis, con visos de realidad, no contestarían tampoco a las preguntas anteriormente formuladas. El microquimerismo fetal sigue siendo un fenómeno poco conocido y sin explicación coherente , como tampoco se puede asegurar que tenga algún beneficio para la madre. Sin embargo J.Lee Nelson señala una serie de supuestos efectos benéficos , mas teóricos que reales y comprobados : podrían ayudar a reforzar el sistema inmunitario materno y mejorar la respuesta inmunitaria materna ante algunas enfermedades , como la artritis reumatoide ; o colaborar en la reparación de tejidos dañados, en un más allá de la teoría que expone.
La mejoría de la artritis reumatoide durante el embarzao se había asociado siempre a que las tasas de cortisol aumentaban en dos y tres veces sus niveles normales y el cortisol es conocido como un magnífico antiinflamatorio. Pero no todas las embarazadas con esta enfermedad mejoraban comprobándose casos en que la tasa de cortisol era baja y sin embargo mejoraban mientras otras, con cortisol elevado, no experimentaban mejoría alguna.
La doctora Lee Nelson pensó en una explicación inmunitaria para esta discordancia basándose en su hallazgo de que en las madres con fetos cuyos HLA II eran distintos mejoraban de la sintomatología artrítica durante el embarazo. Tasas elevadas de microquimerismo fetal en la sangre materna producían una mejoría sintomática de la artritis reumatoide durante el embarazo, y su descenso en el posparto suponía la aparición de brotes posteriores.
Claro está que esta explicación contradice la sobservaciones anteriores expuestas por la misma autora, pues las células fetales con HLA II distinto al de la madre serían pronto "descubiertas" por el sistema inmunitario materno destruyéndolas. Una posible solución al dilema teórico planteado sería que el sistema inmunitario materno se inactivase de alguna manera durante el embarazo produciendo, en consecuencia, una disminución del ataque inmunitario en los cartílagos y articulaciones que se correspondería con la mejoría clínica. O bien, como segunda alternativa, que el sistema inmunitario materno derivase todos sus esfuerzos a la lucha contra las células fetales con HLA II y abandonase el territorio articular. Pero , tanto en un caso como en otro, los datos analíticos clínicos deberían corroborar estas hipótesis.
Vemos que el microquimerismo nos ha abierto un mundo nuevo en el que debido a sus escaso conocimiento la formulación de teorías contradictorias denotan su falta de veracidad, y mientras tanto la investigación se mueve sin el soporte de una hipótesis general que al menos asevere que este fenómeno sea lesivo o no para la salud.

domingo, 2 de agosto de 2009

EL ATRASO CULTURAL DEL MUNDO ISLÁMICO

Se lo pregunta Robert Fisk en "The Independent". Pero su respuesta me desconcierta. Porque viene a concluir que la principal causa del atraso cultural del mundo árabe es la guerra palestina-israelí , y propone como solución , además de dar por finalizada la citada guerra sin especificar cómo y en qué términos, el envío desde el mundo occidental de maestros, economistas, agrónomos, en lugar de soldados.
Es evidente que el artículo peca de superficialidad en su análisis y no deja de ser la exposición de un católogo de buenas intenciones totalmente desconectada de la realidad social del mundo islámico y nos reprimamos la risa ante la ausente textura de sus premisas. De un prestigioso analista político debe esperarse más profundidad y much más rigor.
Hoy día existe un evidente antagonismo entre el Occidente laico y el mundo musulmán, como también se aprecia entre la cultura laica y el mundo cristiano, observación ya advertida por los líderes religiosos Juan Pablo II y Benedicto XVI que llevó a este último a denunciar al laicismo como enemigo común de las creencias religiosas cristiana y musulmana y a añorar para Occidente la actual situación radical y fanática en que vive el mundo islámico.
Si de la Iglesia Católica dependiese nunca Occidente habría salido de la Edad Media. Los dos últimos papas seguían soñando con una Europa atrasada culturalmente, ignorante de la ciencia, analfabeta masivamente, con la mujer sometida al varón, y sobre todo con su papel político hegemónico dueña de los políticos. Exactamente el mismo panorama que Robert Fisk describe del mundo musulmán actual.
Y como sucedió en Europa el islamismo debe pasar por un Renacimiento y un Siglo de las Luces. Le faltan filósofos, pensadores y científicos, que pongan en el centro de la sociedad al individuo y no a sus respectivos dioses. Todo ocurre como si al islamismo le faltaran los seis siglos de antigüedad que le lleva el cristianismo.
Cuando el mundo árabe en lugar de basar su organización política y social en las enseñanzas del Corán lo haga en el ciudadano de a pie, el que desea la paz, prosperidad y el respeto de todas las creencias religiosas. Es decir, cuando entienda que se puede vivir y convivir con otros ciudadanos por su mera condición de tales y que la religión es un asunto privado y no público, la luz brillará en su mundo y las actuales costumbres y organizaicón jerárquica árabes serán consideradas como el pasado, un doloros y tenebroso pasado.
El mundo islámico precisa de una revolución como la francesa y a partir de ahí comenzar a organizar su mundo político y religioso de otra manera, democrático y tolerante.

miércoles, 29 de julio de 2009

LA NOCIVIDAD DE LAS ANTENAS DE TELEFONÍA MÓVIL

Desde que el uso del teléfono móvil se generalizó en España y su red de antenas de soporte hubo de extenderse por toda la geografía voces aisladas, en un principio, y comunidades de vecinos y diversos colectivos depsués, clamaron contra la instalación de las citadas antenas acusándolas de originar diferentes enfermedaes , entre las cuales los tumores del sistema nervioso central y distintos tipos de leucemias se presentaron como más frecuentes. Pronto las compañías multinacionales de telefonía móvil respondieron con informes técnicos y declaraciones de eminentes científicos la falsedad de la acusación. Pero como suele suceder en aquellos temas que para su comprensión se precisan unos mínimos conocimientos científicos el público no sólo no entendió los razonamientos de las compañías de telefonóa móvil sino que prefirió seguir a aquellos que en un lenguaje más asequible y más cercano a su escasa formación y cultura continuaban su campaña de descrédito.

La revista de divulgación médic "Jano" (15/05/09) publicó un pequeño artículo titulado "Las antenas de telefonía móvil no suponen un riesgo para la salud", cuyo mensaje quedaría rstringido si no alcanza a los medios de comunicación social populares.

Se expone en el artículo que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia de la telefonía móvil pertenecen la espectro electromagnético de radiación no ionizante donde su energía resultaría insuficiente para alterar el ADN celular y causar enfermedades degenerativas, pero sí que serían capaces de provocar un aumento de la temperatura corporal. Este efecto es al parecer el único que se admite y se comprueba en este tipo de radiación no ionizante.

La radiación no ionizante tendría la suficiente capacidad para penetrar en el tejido humano y provocar una alteración ¿local? ¿general? en el sistema interno termoregulador del cuerpo humano. No se explica en el artículo el mecanismo por el cual se experiementa ese aumento de la temperatura corporal y qué consecuencias tiene sobre le funcionamiento del cuerpo. Sí se asegura citando otro artículo (Medicina Clínica. 28/09/08) que carece de efecto perjudicial para la salud y la opinión de dos miembros del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencia y Salud de la Universidad Complutense de Madrid, que asegura que "el sistema de termorregulación humano es capaz de disipar el calor que produce la energía procedente de las antenas y de otras fuentes emisoras, lo que evita daños a la salud".

Estaríamos ante un tipo de radiación no nociva para la salud pero no inocua, pues causa efectos somáticos comprobables.
El artículo acahca al sensacionalismo la preocupación de la gente por las antenas de telefonía móvil y su manipulación interesada, pues no hay quejas sobre otras radiofecuencias de mayor potencia como la televisión y la radio, de uso cotidiano, cuya potencia de emisión es 650 veces superior a la de las antenas de telefonía, y que se ha demostrado en muchos estudios que no suponen un perjuicio para la salud, e incluso por las emisiones de los teléfonos móviles. Este añadido último no parece lógico, pues el teléfono móvil sería el receptor final de la emisión de las antenas y si se admite para ellas que elevan la temperatura corporal ¿qué efecto tienen los terminales móviles pegados al cuerpo durante un mínimo de diez hoaras , que son aproximadamente el tiempo en que cualquier consumidor lleva encima su teléfono móvil? ¿ese efecto de elevación de la temperatura es superior al estar en íntimo contacto con el cuerpo?
Concluye la exposición con una alusión sobre "la aceptabilidad de los riesgos que el individuo asume como voluntarios y teóricamente aceptables". Es decir, apela a la responsabilidad individual sobre le uso y manejo de esta nueva tecnología telefónica, como se hace cuando se fuma o se bebe alcohol, solo que en estos casos la advertencia sobre el perjuicio para la salud está claramente señalada en sus cajetillas y envases. Se responsabiliza al consumidor del uso y abuso de la técnica. El problema se plantea cuando individualmente no se acepte que el beneficio sea superior al riesgo y no se pueda hacer nada para evitar los perjuicios para la salud al vivir englobado en una red de antenas sobre cuya instalación nadie le ha pedido su opinión. El clásico dilema entre la libertad individual y la sociedad y la supremacía de cada cual debería plantearse en la tesitura propuesta por el estudio cuando apela a la "responsabilidad individual" como si ésta no fuera más que una figura retórica carente de validez práctica. No debería el autor haber entrado en este terreno ético y limitarse a demostrar la ausencia de perjuicio para la salud de las antenas de telefonía móvil, así sin más. Lo que no hace convincentemente.
Como para aseverar la inocuidad de las antenas de telefonía móvil se cita la recomendación de la OMS(Organización Mundial de la Salud) que considera como valor seguro de la tasa de absorción específica media de cuerpo entero en 0,08 W/kg de tejido. Los autores del artículo aseguran que la "tasa a la que habitualmente se expone la población es cientos o miles de veces por debajo de los niveles que la OMS considera seguros".
Lejos de tranquilizarme , el artículo me abre incógnitas y sospechas que hasta ahora no había valorado porque su tono parece justificador de las presencias de las citadas antenas y no un informe científico serio, y hasta sospecho que intereses económicos pudieran esconderse detrás de su publicación.

lunes, 13 de julio de 2009

CUANDO LA CIENCIA NO HABITA EN LA UNIVERSIDAD

En una loable iniciativa de acercar al gran público el mundo de la ciencia la Universidad de Málaga edita una revista de divulgación científica en colaboración con el diario Sur de amplia difusión en su provincia y la Comarca del Campo de Gibraltar. "UCIENCIA" ha comenzado su andadura este mismo mes de julio, y le deseo una larga vida siempre que su contenido esté a la altura que se le ha de suponer a una revista universitaria, que no es el caso.
En este primer número presenta un repaso de la actualidad científica con dos reseñas que no se sabe bien si van de coña o el comité de redacción no es tan científico como se le supone. Estoy confundido y preferería que la primera opción fuera la verdadera.

PRIMERA COÑA. INSOMNIO LETAL FAMILIAR.
Se reseña esta "rara" enfermedad que impide dormir al paciente hasta el extremo de que le puede causar la muerte por agotamiento. Menos de cien casos, refiere, se han documentado en el mundo.
El País Vasco tiene el cincuenta por ciento de los casos españoles, ¿de cuántos hablamos en realidad si hay cien en todo el mundo ?, y este excesivo dato estadístico ha llevado a la Universidad del País Vasco a realizar un estudio concluyendo que la causa de la enfermedad se debe una mutación genética.
Increíble tanta vaguedad de ciencia en la reseña de la revista malagueña, pero eso no es todo, porque cita a una bióloga, Ana Belén Rodriguez Martinez, ¿de la Universidad de Málaga?, que ha trabajado en la causas que explicasen la concentración de casos en el País Vasco y cuyas conclusiones fueron que la orografía del territorio y el aislamiento cultural y genético provocaron lo que denomina el "efecto fundador" de una nueva población ( que ubica hace 2000 años) a partir de un reducido grupo de individuos que compartirían las mismas características genéticas.
Quiero creer que la síntesis precisa para la reseña ha sido la culpable de semejante disparate, tanta ignorancia no tiene otra explicación.
La lectura entre líneas del artículo situaría la existencia del pueblo vasco en tiempos históricos actuales, alrededor de los dos mil años de nuestra era, lo que supondría un verdadero avance en la investigación de los orígenes del pueblo vasco, ¿verdad?, si no fuera un disparate que cualquier libro de Historia demuestra su falsedad. Suponer al pueblo vasco un aislamiento cultural y su consiguiente retraso es un prejuicio ya conocido en los textos nacionalistas españoles, y una falacia histórica y cultural.
¡Vaya coña de investigación para una Universidad!

SEGUNDA COÑA. LA OBESIDAD CONTAMINA.
Alude Uciencia a un artículo publicado en la revista británica International Journal of Epidemology en el que la delgadez es buena para preservar el "planeta".
Los obesos consumirían un 18% más de energía que las personas con peso normal. Y demás utilizarían el transporte público con más frecuencia que los demás (quizás porque son tan obesos que no entran en los coches privados).
Contrapone Phil Edwards, uno de los autores del artículo inglés, estos datos tan incontrovertibles con los de la población de Vietnam (sin comentarios por el paralelismo entre la sociedad inglesa y la vietnamita), que consume un 20% menos de alimentos y su grado de contaminación es inferior al de las zonas con mayor porcnetaje de obesos. Pura ciencia estadística, como se puede comprobar.
La reseña es para llorar. Impropia de un organismo científico como debe ser toda Universidad. ¿Pero el comité de redacción tiene algún título universitario , o tuvo día libre cuando se seleccionó el artículo?

Lástima que el primer número de UCIENCIA tenga tan baja calidad.